sábado, 30 de marzo de 2013

Confianzudos


Confianzudos




La masiva movilización por el nuevo aniversario del último golpe de estado cívico militar fue particularmente festiva y cargada de mensajes políticos alentadores. No puede dejar de llamar la atención que cada año que pasa y mientras más lejos en la historia queda aquel oscuro período, cada vez son más los jóvenes que nacieron durante la democracia que se suman a la tradicional marcha y le aportan una gran cuota de alegría, de festividad y de sentido político.
A diferencia de lo que podrían suponer quienes intentan transformar esta fecha en una efeméride más, que se naturalice como tantas otras, cada 24 de marzo que pasa adquiere una nueva y fresca fisonomía con el aporte de miles de pibes y pibas que asumen a la democracia como la única forma de gobierno y a la militancia política como la mejor de todas las herramientas para mejorar las condiciones de vida, especialmente la de los más humildes.
Y aunque le moleste a esos señores muy serios y enojados, que se creen más respetables que el resto de los mortales, que piensan que es más importante repetir ampulosamente frases que tengan las palabras “república” y “defensa de las instituciones” en lugar de trabajar sinceramente por el sentido para lo que fueron pensadas esas “palabras” o “instituciones”, en la plaza de mayo del otro día se pudo ver la profunda confianza que las nuevas generaciones argentinas le tienen a la democracia.
Profunda confianza porque abarca sus dos acepciones. Por un lado, en el sentido de creer que es la mejor y única forma de gobierno para que no vuelvan a repetirse capítulos oscuros de nuestra historia signados por la violencia política, el desprecio y el odio irracional hacia otro compatriota, hacia otro ser humano.
Pero también se nota claramente que ahora esa plaza de mayo tiene más confianza en la democracia porque ya no le tiene ese miedo y ese respeto exagerado y absurdo que algunos le quieren imponer a través de la impostura, la complejidad y el formalismo académico que la aleja del pueblo, del verdadero destinatario. Hoy la democracia significa la conciencia de que se tiene que profundizar en todos los ámbitos donde todavía falte. Y si hay que discutir cómo mejorar al Poder Judicial, el pueblo no tiene miedo de debatir con esos “especialistas” que estaban acostumbrados a ser poquitos y llevaron a la justicia a estar como está hoy.
Ese es el verdadero espíritu democrático que se está viviendo en argentina. Es el ejemplo que Néstor contagió cuando hace diez años asumió con una frase tan simple pero tan contundentemente democrática como “no voy a dejar las convicciones en la puerta de la casa rosada”.
Para eso, hay que enfrentar a todos los miedos que todavía se resisten: el miedo a la participación política, a pensar en el otro, el miedo al debate profundo, el miedo a las corporaciones económicas, políticas y mediáticas, el miedo a las mentiras. Incluso el miedo al fracaso. Ese es el homenaje que los miles de jóvenes que coparon la plaza de mayo, tal vez sin darse cuenta, le hacen diariamente a todos los compañeros víctimas de la dictadura genocida.
Cristina, la más militante, lo dijo el otro día: “Ese es el mandato de los 30.000 desaparecidos, este es el mandato de los que ya no están, de los que sufrieron, estar junto a los que más necesitan, a los más vulnerables, a los más pobres, a los que no pueden defenderse con sus propias manos. En nombre de ellos y por ellos es que vamos a continuar en esta tarea de seguir cambiando a la patria y mejorándola todos los días un poquito más”.

Con las abuelas no

Con las abuelas no

* por Roberto Caballero

Hace muy poquito, el 24 de Marzo, casi 100 mil personas se reunieron en Plaza de Mayo recordando esta fecha del Golpe Cívico-Militar de 1976, donde Estela de Carlotto habló y dijo cosas muy fuertes, pero sobre todo enumeró a aquellas empresas que fueron la pata civil de lo que fue el terrorismo de Estado en la Argentina, y parece que no se lo perdonan.
Parece que a Estela de Carlotto le está impedido de alguna manera cuestionar a estas empresas que no sólo fueron la apoyatura civil sino empresaria también del genocidio. Entre otras cosas, ahora la asocian a una especie de reivindicación de la lucha armada.
Me quiero detener en una semana antes, el día que el diario Clarín atacó a La Cámpora –organización juvenil kirchnerista– diciendo que esta organización tenía armas del RENAR. La asociación de una organización juvenil de estas características con las armas, en realidad, tiene otra intencionalidad: la de asociarla a la violencia.
Ahora sucede con Estela Carlotto. Aunque es muy evidente, aunque parezca obvio, hay que ponerlo en palabras: Estela de Carlotto expresa un símbolo, no solamente de los Derechos Humanos, sino del coraje cívico dentro de las instituciones democráticas. En 30 años, nunca las Abuelas llamaron a un hecho de violencia. Nunca tomaron venganza por mano propia. Jamás. Su prédica ha sido siempre la de la justicia, esa justicia que todavía hoy, 30 años después de la recuperación democrática, no pudo encontrar a los 400 nietos que las Abuelas buscan. Estas Abuelas son víctimas, no promotoras de violencia, ni ideólogas de la lucha armada.
Me parece que en esto, Clarín no sólo miente sino que patinó, y patinó feo, porque Estela de Carlotto forma parte de la conciencia cívica democrática de toda la sociedad, de los que son kirchneristas y de los que no son kirchneristas.
La lucha de Abuelas es mucho más que la lucha de Abuelas: ha sido uno de los valores fundantes de esta democracia en la que vivimos, una democracia que sabemos tensa, discutida, apasionada también, por eso les digo: CON LAS ABUELAS NO.

En Tiempo Argentino

jueves, 28 de marzo de 2013

La Comuna 2 en la marcha por la Memoria, Verdad y Justicia democrática

          La Plaza de Mayo fue una fiesta. Vestida de celeste y blanco, fue una vez más la casa de los memoriosos, de los luchadores, de las Madres, Abuelas e hijos, de la unidad y de la militancia.
Lejos quedó la plaza de la impunidad, el silencio, la represión y la tragedia. La plaza es, hoy, del amor y la organización. Es un punto de encuentro para recordar y celebrar, es una Patria que florece porque desde el 2003 hay un Estado que asumió una responsabilidad ética y jurídica para combatir la impunidad de los crímenes de lesa humanidad e impulsar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia.

El domingo 24 de marzo, bajo un sol radiante y la consigna “Por una Justicia democrática, basta de corporaciones”, La Cámpora marchó junto a organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y políticas, y miles de personas que se acercaron a conmemorar un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976. Pero también para celebrar 30 años de democracia y una década ganada en ampliación de derechos y consolidación de la democracia.

La Plaza fue la síntesis de una misma historia de lucha. La de quienes marcharon en búsqueda de verdad y justicia, aún durante los oscuros años de terror, y la de quienes hoy gozan plenamente de sus derechos y deciden ser parte activa del cambio. La de aquella gloriosa juventud que sufrió cárcel, muerte y persecución, y la de los pibes que gracias a Cristina hoy pueden militar por sus derechos y tener voz y voto.

La Plaza fue de los que vencen con amor y sin odio. Fue la certeza de que la historia se está cambiando y hay lugar para todos. Fue un homenaje y un canto agradecido a los 30.000 compañeros y a ése hombre, al primero de lo nuevo, al militante que bajando un cuadro fundó los cimentos de un país más justo.
“Queremos que haya justicia, queremos que realmente haya una recuperación fortísima de la memoria y que en esta Argentina se vuelvan a recordar, recuperar y tomar como ejemplo a aquellos que son capaces de dar todo por los valores que tienen”.

Dar todo por los valores que tienen. Eso decía Néstor hace exactamente 9 años, frente a la ex Esma y frente a un país en el que la memoria parecía apenas un privilegio de la subsistencia. Eso decía, emocionado, el primer Presidente de la Nación en ir a aquel centro clandestino de detención, mientras enunciaba lo que luego sería una de las consignas más representativas de esta etapa histórica, marcando a fuego una misma lucha por la igualdad, la libertad y la justicia.
Sus palabras fueron un punto de encuentro entre ese pasado doloroso y abrumador y ese presente que levantaba la mirada y encontraba retazos de luz. Fueron también la edificación de una nueva forma de entender la memoria. Esa que hoy se ve reflejada en la convocatoria, la masividad, las consignas y el compromiso de quienes acudieron hoy a la Plaza de Mayo. Sólo esa fuerza irrefrenable y esa valentía transgresora pudo resignificar, desde el amor, la alegría y la organización, las fechas y recuerdos más trágicos de la historia.

La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo hoy que esta fecha “que tanto costó recuperar y debemos asegurar, no fue por casualidad”, y tampoco es casualidad que una columna de miles de personas haya marchado y flameado sus banderas, sin odio ni revanchismo.
No es casualidad que hoy, a 30 años de la recuperación de la democracia, podamos exigir la conformación de un Poder Judicial verdaderamente representativo de los intereses del conjunto de la sociedad como una meta impostergable. No es casualidad que hablar de memoria signifique reivindicar las luchas populares, hablar de Verdad sea para reafirmar la voluntad política de este Gobierno y hablar de democratización del acceso igualitario de los sectores populares a la Justicia.

Tal como leyeron las Abuelas, Familiares, Madres, Hermanos e Hijos en el acto central, “tenemos un largo camino recorrido buscando que el Poder Judicial nos represente. Puertas cerradas en la cara, hábeas corpus rechazados, jueces amigos de asesinos, jueces devenidos en abogados defensores de genocidas, secretarios y fiscales en las sesiones de torturas, jueces que cajonean causas o filtran información para los imputados; es parte de todo lo que vimos en 37 años de búsqueda de justicia. Hoy llegó la hora de gritar muy fuerte que el tiempo de las corporaciones se terminó y que en la calle se exige un cambio fundamental para que empiece a ser un Poder que nos represente a todos”.

Por eso, la mejor forma de luchar por una Justicia democrática es de esta manera. Durante más de seis horas, al ritmo de una murga, bailando, aplaudiendo y cantando una canción como si fuera la primera vez: “A pesar de las bombas, de los fusiolamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos…No nos han vencido”.

Cada 24 de marzo es una nueva confirmación del Nunca Menos. La prueba son los más de 500 estudiantes secundarios que ingresaron bajo la bandera de los centros de estudiantes que integran la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) y quienes demostraron que la memoria es siempre constructiva, como los compañeros de adultos mayores de La Cámpora que, con sus nietos en mano, lucían orgullosos una remera con la leyenda “Los viejos también vamos a estar”.

La Plaza fue la alegría por las victorias y la fuerza por los próximos desafíos. Y quizás, como dijeron los organismos de derechos humanos, “nos lleve algún tiempo dimensionar del todo la ampliación de derechos de estos últimos 10 años. Pero es necesario mirar para atrás permanentemente y pensar qué luchas empezaron hace mucho y en esta década llegaron a ser victorias: la ley de identidad de género, la ley de matrimonio igualitario, el Juicio y Castigo a los genocidas, la restitución de la identidad de los jóvenes apropiados, la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la recuperación del empleo, la asignación universal por hijo, la estatización de YPF y las AFJP, la decisión de reclamar de manera pacífica la soberanía sobre las Islas Malvinas. Esta democracia tiene más derechos: vamos a defenderlos e ir por más”.

Allá vamos.

DISCURSO A 37 AÑOS DEL ÚLTIMO GOLPE CÍVICO MILITAR 

La Cámpora Comuna 2 estuvo presente en la marcha. 
Mirá las fotos haciendo click en Memoria, Verdad y Justicia democrática: La Comuna 2 en la marcha

sábado, 23 de marzo de 2013

“Ésta es una fecha de la democracia que nos costó recuperar y que debemos cuidar”

“Ésta es una fecha de la democracia que nos costó recuperar y que debemos cuidar”


En el marco de una fecha que no busca más que la unión del pueblo por la memoria, la verdad y la justicia ante un genocidio que devastó a miles de familias, nuestra compañera Presidenta se hizo presente la mañana del viernes 22 de marzo en el distrito de Morón para inaugurar en el Espacio Mansión Seré un centro de investigación e interpretación de nuestra historia reciente.
Allí, en la localidad de Castelar, funcionó entre 1977 y 1978 uno de los centros clandestinos de detención y tortura más importantes de la zona oeste del conurbano bonaerense.
37 años después, convertido en la Casa de la Memoria y la Vida, Cristina expresó que como cada 24 de marzo, este año también se conmemorará una fecha que los argentinos no quisiéramos tener pero que estamos obligados a recordar. Y lo dejó bien claro: “esta conmemoración no es patrimonio de ningún sector político de la Argentina porque cuando se atenta contra la democracia, cuando se expulsa de la Casa de Gobierno a un gobierno votado por el pueblo, aún cuando no se pueda estar de acuerdo con las políticas de ese gobierno, no se atenta contra un partido o contra un sector político, sino que se atenta contra la democracia que es la forma de vida en que queremos vivir todos los argentinos”.
Debido a esto, la compañera explicó que con el acto se busca “conmemorar la vida”, ya que en el predio “hay un espacio de la Memoria, pero la mayor parte está ocupada por actividades vitales, como el deporte, la cultura y las mejores expresiones y virtudes de la condición humana”. ”En la condición humana anida lo peor y lo mejor de nosotros y está en nosotros hacer un esfuerzo personal para que de cada uno aflore lo bueno y lo mejor, y dejar de la lado lo feo, lo malo y el odio; no se puede vivir con odio”.
Como siempre en sus mensajes, Cristina enfatizó que “el mejor homenaje que se le puede hacer a todos aquellos que hoy no están, o a los están y sufrieron, es seguir logrando esta Argentina con mayor inclusión social, con mayor trabajo, de fábricas abiertas, de ciencia y tecnología, porque a ese 24 de marzo no se llegó de repente”. Destacó también la importancia de la voluntad militante, y la contrapuso al miedo y al egoísmo. “Solamente los que tienen miedo pueden ser egoístas, hay que tenerle miedo solamente al egoísmo y la insolidaridad, porque nos dejan solos”.
“No nos vamos a pelear, nos vamos a entender los argentinos, de una vez por todas”, exclamó al transmitir la necesidad de unirnos en pos de consolidar los avances en Derechos Humanos obtenidos a lo largo de estos 10 años.
“Lo maravilloso es reconocerse en la diferencia porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza, pero nos hizo a todos diferentes para que podamos elegir lo que queremos ser”. “Esa es la condición humana, la diversidad”. 
“Los que más responsabilidad tienen para que el cambio y la transformación siga adelante son los que están convencidos de ese cambio”. “La patria es de todos y necesitamos que todos puedan tener los mismos derechos”.
“Necesitamos esta maravillosa libertad que hemos conseguido donde cada uno puede decir lo que quiere y lo que piensa, pero al lado de esa libertad vamos a luchar por más igualdad. Ese es el mandato de los 30 mil desaparecidos, el mandato de los que ya no están, el mandato de los que sufrieron. En nombre de ellos es que vamos a seguir con este mandato de seguir transformado la patria, todos los días, un poquito más”.

Democracia o Corporaciones

viernes, 22 de marzo de 2013

Susana Trimarco en Río Gallegos

Susana Trimarco en Río Gallegos


En una actividad cargada de emoción, los compañeros y compañeras de La Cámpora en Río Gallegos se reunieron para recibir a una visita muy especial como fue la de Susana Trimarco, en una de las unidades básicas del espacio en la ciudad.
Durante la charla fueron surgiendo los relatos más dolorosos de una madre que hace casi 11 años lleva adelante una incesante lucha tratando de encontrar a su hija Marita Verón, víctima de Trata de Personas, secuestrada en la Provincia de Tucumán el 3 de Abril del año 2002 y que hasta el día de hoy no hay rastros de ella ni se ha dictado justicia sobre el hecho, luego de la sentencia absolutoria del año pasado para todos los imputados que nos avergonzó como País.
Se remarcó que ya se han rescatado 1156 mujeres que se encontraban padeciendo éste delito tan aberrante como el de ser explotadas sexualmente, secuestradas, golpeadas y violadas en todos los derechos más básicos que puede tener un ser humano. Asimismo,  también destacó que tanto Néstor como Cristina jamás hicieron de su dolor una cuestión política y que siempre la apoyaron desde el año 2003 hasta el día de la fecha, dando contención institucional desde todas las áreas del Estado Nacional.
Un aspecto fundamental para tener en cuenta, fue la mención especial que hizo Susana del rol de la militancia en todas las problemáticas sociales, actuando como nexos de información y capacitación para evitar, prevenir y detectar casos de víctimas de Trata de Personas, ya que la territorialidad que se ha ido logrando desde distintos espacios políticos es la que conlleva a tener contacto directo con quienes pueden estar siendo objetivo de éstas redes delictivas.
La presencia de una persona de la importancia latinoamericana como la de Susana Trimarco, nos dan la pauta de que el proyecto ha llegado a lugares donde jamás el Estado se había hecho presente. La trata de personas es una problemática de la cual cada vez más se va interiorizando la sociedad de nuestro país y se avanza en la búsqueda de todas las víctimas hoy privadas de su libertad.
A su vez, para que este cambio cultural sea posible es indispensable el acompañamiento de las leyes y de la justicia garantizando el cumplimiento de las mismas. Por eso es tan importante, el anuncio que realizo la Jefa cuando hablaba sobre la democratización de la justicia.
No podemos dejar de recordar jamás una de las frases tan cierta que ha dicho Susana, que nos obliga como Sociedad a una profunda reflexión: “Sin clientes, no hay trata”.

A 37 años del 24 de marzo del 76

martes, 12 de marzo de 2013

Primaveras

El triunfo electoral de Héctor Cámpora del 11 de marzo del 73 es una fecha que, como pocas, condensa la historia y el significado profundo del peronismo y de la larga lucha del pueblo argentino. Este particular año, en el que se cumplen 30 años de democracia continuada también se cumplen 40 años de aquella efímera “primavera” cercada por dos oscuros “inviernos”.
La victoria de Cámpora, por un lado significó la recuperación de la soberanía popular para el pueblo argentino luego de que durante largos 18 años los partidos políticos “amantes de la república” y “fanáticos de la institucionalidad” fueran cómplices necesarios de los militares participando, a través de farsas electorales con el partido mayoritario perseguido y proscripto, de esa “democracia” que nos salvó del “régimen” peronista. Cuando los militares golpistas lo permitían, la politiquería hacía la pantomima de ocupar los cargos para continuar con la misma política de desindustrialización, de persecución, de censura, entreguista y antipopular.

Por otro lado, pocos imaginaban que la alegría y esperanza que el breve período del gobierno de Cámpora había generado en la juventud organizada y en los trabajadores, que venían resistiendo heroicamente, iba a terminar poco tiempo después en el golpe cívico militar más sangriento de nuestra historia.
En ambos oscuros períodos hubo una gran triste coincidencia: la persecución política y la censura para imponernos a los argentinos un gobierno que representaba intereses ajenos y opuestos a los del pueblo. Las corporaciones y la banca internacional tomaban las decisiones y los milicos golpistas y asesinos o los politiqueros de turno las ejecutaban como títeres.

Esa “primavera camporista”, en la que florecía la participación abierta de la militancia en las calles y los ideales de profunda transformación parecían al alcance de la mano, significó para las generaciones actuales un faro de luz durante tantos años de neoliberalismo. Para muchos de nosotros, que crecimos en pleno consenso de washington, con gobiernos que utilizaron una conquista tan importante y tan costosa, como el derecho a votar a nuestros representantes libremente, para traicionar al pueblo y venderle la nación a las corporaciones económicas y financieras, el simple hecho de conocer lo que realmente había pasado en esos años 70 era un acto de rebeldía y de esperanza.
Rebeldía porque durante los años noventa el discurso hegemónico y monolítico de Clarín y su monopolio, ocultaba por completo la información sobre lo que había ocurrido en nuestro país por aquellos años. De la misma forma en que Magnetto defendía y protegía a la dictadura mientras censuraba otros medios y asesinaba a miles de argentinos para obtener a cambio dinero y una posición monopólica en el mercado de papel de diarios, durante los noventa instaló la teoría de los dos demonios mediante el silencio, la mentira y el ocultamiento de lo que había ocurrido realmente durante los años 70.
 Romper ese cerco mediático y poder llegar a conocer militantes de aquella época y escuchar sus anécdotas, preguntarles nuestras dudas, discutir ideas, era para nosotros una forma de resistencia y a la vez de esperanza porque también nos dábamos cuenta de que el verso del “fin de la historia” también era mentira. Si había existido un Cámpora y una generación tan idealista y comprometida, en algún momento podía volver. Y si ellos tomaron las banderas de los caudillos federales y de los revolucionarios de mayo, ¿por qué nosotros no lo íbamos a hacer?

Y de pronto vino un flaco, en medio del caos y la desolación del “que se vayan todos”, que además de presidente era un militante. Era parte de esa generación diezmada pero estaba ahí, con su compañera, con los mismos ideales y con unas ganas y un coraje tremendos. Y nos trajeron los 200 años de historia de un día para el otro.
No vinieron a ocupar ningún cargo porque algún poder fáctico se los prestaba sino porque el pueblo los eligió para que lo representen, lo defiendan y lo dignifiquen. Nos enseñaron que las ideas se bancan hasta el final.
En estos tiempos en los que vemos cómo algunos dirigentes hacen cola tristemente para salir un minuto en la tele y decir lo que sea que ordene Magnetto, el recuerdo de la renuncia del Tío Cámpora que cuando vio los peligros que amenazaban a la Argentina no dudó un segundo en depositar y poner nuevamente el país en manos de Perón, es un ejemplo de lealtad, desprendimiento y compromiso con la patria, entendida como un proyecto colectivo.

Hoy el mismo pueblo que lucha hace más de 200 años, con sus triunfos y sus derrotas a cuestas, encontró a Cristina, una conductora que sintetiza los sueños de aquella, de esta y de las futuras juventudes maravillosas que están naciendo. Con su ejemplo cotidiano nos señala que aún nos queda muchísimo por hacer y que las banderas de Perón, Evita y todos los patriotas que lucharon por los pueblos de su tierra, se levantan profundizando el proyecto nacional, popular y democrático todos los días, en cada barrio, en cada escuela y en cada facultad.
El recuerdo del Tío Cámpora a 40 años del triunfo electoral del 73, en el año en el que también se cumplen tres décadas de democracia continuada, nos invita a reflexionar en todo eso: en ejercer la democracia real y profundizarla en todos los ámbitos donde haga falta; en continuar el ejemplo de los que ya no están como el Tío, como Chávez y como Néstor, que lucharon hasta el último día por su pueblo; en sentirse parte de un proyecto colectivo como individuos, como militantes, como argentinos y como latinoamericanos; y en que puede durar durar 49 días o 10 años pero depende de nosotros mismos que esta primavera nunca termine.

DECRETO DE PROSCRIPCIÓN DEL PERONISMO. 9 DE MARZO DE 1956

DECRETO DE PROSCRIPCIÓN DEL PERONISMO. 9 DE MARZO DE 1956


El 9 de marzo de 1956, la dictadura de Aramburu -que había derrocado a Perón unos meses antes- firmó el Decreto-Ley Nº 4161. Su texto prohibía varias cosas:
“Se decreta que queda prohibido en todo el territorio de la Nación: La utilización con fines de afirmación ideológica peronista o de propaganda peronista –de las imágenes de símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas, que pretendan ese carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales, pertenecientes o empleados por individuos representativos y organismos del peronismo. Se considera violatorio de esta disposición, la utilización de la fotografía, retrato o escultura de los funcionarios peronistas o de sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre del presidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones peronismo, justicialismo, justicialista, tercera posición (…..) las composiciones musicales denominadas “Marcha de los muchachos peronistas” y “Evita Capitana” (….) el artículo 3 establece que establece: que a quienes infrinjan este decrete le corresponde de 30 a días a 6 años de prisión”.
¿Qué significa prohibir al partido político mayoritario?
De lo que se trataba era de eliminar todo vestigio de peronismo, de aniquilar cualquier expresión que pudiera recordar los años de lo que, recordando la batalla de Caseros y la condena al olvido de Rosas, habían dado en llamar Segunda Tiranía.
El gobierno dictatorial se apresuró a intervir la CGT y poco tiempo después derogó la Constitución de 1949 donde el peronismo había sido dejado escritas las principales conquistas sociales y económicas populares.
Pero Aramburu subestimaba al pueblo. Al prohibir “el uso de nombres y elementos que lesionaban la democracia argentina” no hizo más que fortalecer la relación entre el pueblo y su líder. La clandestinidad forzosa de millones de personas hizo que, en efecto y tal como definiera Perón (en su mensaje del 1 de diciembre de 1955), cada casa se convirtiera en una Unidad Básica. Fuera del oficialismo, fuera de la oposición, en la resistencia, el peronismo sólo tenía una posibilidad: ramificarse. Eso fue lo que ocurrió.
Surgieron nacientes manifestaciones callejeras populares. La frase “Perón Vuelve” y las iniciales PV aparecían en las mañanas escrita cerca de alguna fábrica nacida durante el decenio peronista. La Resistencia operaba en todas partes a la vez, inclusive en tangos como “Fumando espero”, que hace referencia directa a la vuelta de Perón, o en la flor Nomeolvides, adoptada como sustituto del proscripto escudo peronista.
Como otros, este período demuestra la incapacidad de la derecha por generar una expresión política democrática y su recurrente opción por el partido militar. Pero el decreto de proscripción fue un arma de doble filo, ya que permitió la emergencia de un nuevo modo de hacer política por parte de los sectores populares: ante la imposibilidad de manifestarse públicamente y sin censura, la opción del pueblo fue la insurrección clandestina permanente, el estrechamiento de lazos en el seno de la sociedad civil. Esto fue a grandes rasgos el período heroico llamado Resistencia Peronista.
Muchos años después, en julio de 1972, el dictador Alejandro Agustín Lanusse pronunció una frase que formaría parte de la tristemente célebre historia de las dictaduras argentinas: “Perón no vuelve porque no le da el cuero”. La Juventud Peronista, haciéndose eco de esa frase que dice que si la prensa de ellos las paredes son nuestras, le contestaría sin vueltas: “Perón vuelve cuando se le canten las pelotas”. Y Perón efectivamente volvió en el 73.


sábado, 9 de marzo de 2013

Subte para pocos en la ciudad

El martes 5 de marzo, mientras en la Legislatura porteña transcurría una sesión especial para tratar el ilegítimo aumento a la tarifa de subte, los militantes de La Cámpora junto a las agrupaciones que integran el Unidos y Organizados, realizaban una volanteada en las estaciones de subte de la Ciudad.

Con más de 30 mesas instaladas en el distrito, los militantes se dispusieron a informar a los ciudadanos acerca del aumento inescrupuloso que el PRO ha decidido realizar.

El proyecto sancionado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires establece que para aumentar la tarifa se debe determinar el costo operativo del sistema mediante una auditoria, pero como el PRO nos tiene acostumbrados, la misma nunca se realizó por lo que se implementará un aumento desconociendo la ley.

Una vez más el PRO ha demostrado su desinterés por el bienestar de los ciudadanos y afectando directamente a la economía diaria de los mismos.

Una vez más, la militancia en la calle, hablando con los vecinos, poniendo el cuerpo, el alma y luchando siempre para llegar al objetivo deseado: Vivir en una Ciudad inclusiva, una Ciudad que merece ser parte de un Proyecto Nacional pero sobre todo Popular, donde el transporte público deje de ser sólo para unos pocos.

Texto: Lacámpora.org

Fotos: La Cámpora Comuna 2 (Click aquí)

miércoles, 6 de marzo de 2013

El primero de nosotros.

El primero de nosotros.

Cuando nos pregunten quién fue Chávez, no sabremos si fue el mejor de nosotros, el más avanzado, el más revolucionario pero, seguro, podremos decir que fue el primero de nosotros.
Fue el primero de una serie de líderes latinoamericanos que vendrían a romper con la monotonía de la canción neoliberal que sonaba entre nuestras naciones y por eso luchó durante años, aislado en ese concierto, desafinando con la voz de lo nacional y lo popular.
Fue el primero de nosotros que comprendió que la política debe ser una herramienta de transformación social para el pueblo y no para los partidos, y por eso se convirtió en el símbolo de la ruptura del bipartidismo venezolano, el puntofijismo.
Fue el primero de nosotros en comprobar que nunca, en ningún ámbito de la política, se puede resistir y construir solo, que siempre es necesario unirse para transformar.
Fue el primero en decirle a las grandes potencias que la Patria Grande no es un símbolo, ni un mito, ni una simple idea, sino un hecho concreto, que nos permite construir día a día sociedades más justas, más igualitarias y más soberanas. Lo dijo cuando era él solo en Venezuela y lo dijo, frente a Bush y junto a Néstor, a Lula, a Cristina, a Evo, en Mar Del Plata, cuando pronunció aquellas históricas palabras: “cada uno de ustedes trajo una pala de enterrador porque aquí, en Mar Del Plata, está la tumba del ALCA”. Vivió como nadie la soledad de estar rodeado por proyectos neoliberales y entonces comprendió como ninguno la necesidad de integrarnos al mundo, sí, pero de manera justa y en unidad con el resto de las naciones latinoamericanas.
Fue el primero de nosotros en someter su mandato a la revisión y el control de sus propio pueblo y no de las corporaciones. Por eso, calificaron de dictador – incluso hoy, a minutos de su muerte – al líder latinoamericano que más elecciones y referéndums sorteó en la región, al político que más sometió a la voluntad popular cada uno de sus actos de gobierno. Por eso, por someterse a su propio pueblo y no a los grandes grupos de comunicación, comenzaron campañas en su contra y hasta intentaron derrocarlo a la luz del día. Fue el primero de nosotros, también, al que intentaron abiertamente derrocar, con la participación directa y expresa de los grandes grupos económicos de Venezuela que perdieron los privilegios que durante años acumularon, en desmedro de los sectores populares. Apostar por el pueblo en vez de las corporaciones, le trajo un buen resultado: 14 elecciones así parecen ratificarlo.
Si aquél histórico día de Mar Del Plata, Hugo Chávez nos entregó a todos nosotros una pala para enterrar el proyecto neoliberal en América Latina, hoy, con su muerte, nos deja la responsabilidad de construir entre todos lo que no pudo terminar en su país y en América Latina.
Cristina dijo alguna vez que, tras la década neoliberal, en América Latina los gobernantes se parecen cada vez más a sus pueblos.

Hugo Chávez Frías fue el primero en comenzar a parecerse más a su pueblo.

martes, 5 de marzo de 2013

Canción urgente para mi tristeza, compuesta por Venezuela


Canción urgente para mi tristeza, compuesta por Venezuela

Por Lucas Carrasco

Venimos, no, voy a hablar con el cuerpo, vengo de tratar de darle forma de canción a un poema que escribí a una novia, cuando era novia. Vengo de un cuarto con cartones de guardar huevos, micrófonos, esperas, soledades de acordes encerrados. Vengo de un barrio obrero de la ciudad de Buenos Aires, no son muchos. Vengo de tomar el subterráneo, de saludar, a un hombre canoso, que no me dirigió la palabra, pero me apretó, emocionado, la mano. Vengo de un país libre.
Vengo de generaciones a las que las muerte les vino del golpe.
Vengo a una generación a la que la muerte le vino de golpe.
La diferencia, infinita, abarca torturas, cárcel, poemas perdidos en mazmorras, hasta este golpe, contundente y calmo, de la muerte. En su lecho. De un cristiano. Vengo de un ateísmo militante capaz de conmoverse hasta el colmo por los cristianos que se plantearon vivir la vida de Cristo.
Ha muerto Húgo Chávez.
Un ejemplo de cómo encarar este asunto milagroso, que no pedimos pero dadas las cosas defendemos, de la vida.
Vengo de un país donde se murió Néstor Kirchner.
Y, yo, recuerdo cosas, así, chiquitas, sentimentales, en el escalofriante escalón de la muerte.
Me fui caminando a la Casa Rosada, la sede de gobierno de la Argentina. Había mucha gente. Algunos, desconsolados por el futuro. Nosotros medimos el espesor de la historia con categorías densas, amasando con pasión calibrada la definición científica de este misterio interrumpido del vivir, pero la gente de a pie, mis vecinos, mis familiares, las ex novias que me olvidaron, sus primas, los trabajadores, los de abajo, los parientes pobres de la leyes de la historia, creen en la gente concreta y vital. Y desconsuelan cuando muere una partecita nuestra, esa partecita nuestra, la del pueblo sin estridencias ni demagogias, esa partecita que nace y muere y renace y remuere, esa partecita de nosotros que es la esperanza.
Yo tenía una confianza tan voluntariosa, si querés, en que ese hombre, Néstor, lo mismo que creo del Comandante Hugo Chávez ahora, tenía y tengo una confianza, ahora corroborable, de que murieron en plenitud, dejaron esta esperanza de fuego en cada corazón de la gente sencilla. Antes, la muerte la traía el golpe. Ahora, la muerte viene de golpe. La diferencia son los jirones de vida que se dejaron para un mundo mejor. Nadie interrumpió, nada ni nadie, interrumpió, más que la única certeza socialista -todo lo demás es sueño, y lo mejor de esta vida son nuestros sueños- que es la muerte.
Había, para ver, el cajón de Néstor Kirchner, una cola inmensa. Yo me senté en el cordón.
Había otra cola inmensa en los improvisados baños químicos y cuando fui a mear, un pibe, ojalá lo vuelva a ver, me miró sorprendido. Por hacer la cola. Por haberme visto en la TV. Y, mirá con qué poca cosa volvimos a creer, pueblo sufrido y jodido, el pibe, me dijo: “sos kirchnerista”.
Nunca me olvidé de eso.
Puede que no tenga la menor importancia. Lo estoy contando porque estoy emocionado. Y emocionado uno elige quedar al borde del ridículo para transmitir una sensación.
En Paraná, mi tierra, una vez me dieron una condecoración de la Universidad de Sucre, de Chile. El rector, Pedro Godoy, un historiador de los valiosos e inmensos, me dio una cosa, una medalla, que enterré en un lugar, donde murió el tipo más importante, para mí, de la historia federal. Ahí donde enterré algunas cosas. Muchísimos años atrás había tenido en su casa de Chile a un loco, milico, que daba vueltas por ahí. Y era apasionado, también, por la historia. Tenía redención contenida en las venas. La memoria tiene esas cosas, esos laberintos raros, mirá, hay algo, cómo olvidarlo: tenía solamente, ese loco, venezolano, que paró en lo de Pedro Godoy, dos camisas. Y un solo par de medias. Y un solo calzoncillos. Terminado el día, los lavaba a mano. Los colgaba del balcón para que se sequen. Ajá. Era Húgo Chávez.
Hoy murió, el tipo que aprendió por el costado la historia de los pueblos, que esquivó los galardones idiotas de los historiadores consagrados. Hoy murió el hombre que mi hizo kirchnerista. Y, nobleza obliga, quiero, sin ser más que un boludo llorando desde el teclado en mi casa, quisiera tanto llegarle a un venezolano para decirle que cuando, en unos días, pase la etapa más negra del dolor, sepa que, como nos pasó a nosotros con Kirchner, queda detrás un pueblo. Que Chávez no vivió en vano.
Que no miren la televisión ni la alegría de la oligarquía. La muerte es la única certeza socialista. Para todos.
Que miren a los que hacen fila, a la gente común, a los que lloran al Comandante.
Todo revolucionario tiene la misión de infundir, en estas horas nubladas, esperanzas de continuidad y lucha en por lo menos una persona. Necesitamos una guerra de guerrillas de la esperanza.
Por lo que falta.
Para que sea la vida y no la muerte nuestra única certeza socialista.

La siembra de Néstor Kirchner, por Hugo Chávez Frías*

La siembra de Néstor Kirchner, por Hugo Chávez Frías*

*Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas, 25 de octubre de 2011.

Amado Pueblo Argentino, amada Cristina:

A un año de la siembra del compañero Néstor Kirchner, dirijo estas palabras al Gran Pueblo Argentino: mi alma y mi corazón saltan hasta la página para rendir tributo de admiración y gratitud al indoblegable combatiente, al conductor ejemplar y al entrañable amigo…
Me cuentan los ojos y el corazón que por mí miran y sienten desde las calles y los campos de Argentina, que dice un cartel en Buenos Aires: “Algún día los hijos de tus hijos preguntarán por él”. Y cuando lo hagan, me permito agregar, ahí estará Néstor, siempre vivo y siempre dispuesto a seguir adelante junto a su Pueblo por el mismo camino ancho, amoroso y resplandeciente que conduce a la felicidad colectiva y a la plenitud humana.
Quién puede dudarlo: Néstor personifica lo más elevado del espíritu popular y libertario argentino. Su vida fue y sigue siendo testimonio fiel y paradigmático de entrega y coraje. Cómo olvidar, por poner un ejemplo que me es caro, su brillante rol protagónico en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata (noviembre 2005), cuando enterramos al ALCA.
El papel de anfitrión que le tocó desempeñar fue clave para decidir los nuevos rumbos del continente. Todavía me parece que oigo su voz, la voz de nuestra dignidad, al enfrentar resueltamente a Bush y a su pretensión de imponernos la agenda neoliberal del imperio: “Aquí no vengan a patotearnos, no vamos a aceptar que nos patoteen”.
Con certeza, en esta hora en que lo recordamos, está invocando, desde el legado combativo que nos dejó, al verbo encendido de Mariano Moreno: “Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
Quisiera rememorar unas palabras de este tenaz e incansable forjador de Patria, y las rememoro, sobre todo, por las circunstancias en que fueron pronunciadas. Recién salido de su intervención quirúrgica al inicio del año pasado, Néstor dijo: “Les puedo asegurar que en los momentos que me tocó vivir, contaba los minutos para estar en el lugar en el que tenía que estar. Es un lugar donde la hora de la Argentina nos requiere a todos estar al frente para consolidar este proceso de transformación que iniciamos en el año 2003”.
He allí la grandeza humana junto a la convicción en un destino político, encarnándose en un hombre de veras excepcional. Un hombre que le entregó la vida a su Pueblo; que se consagró a servirlo con inquebrantable lealtad y con infinito amor.
“La memoria erige el tiempo”, decía Jorge Luis Borges, y vaya que la Argentina de hoy ha recuperado plenamente la salud de la memoria y, por eso mismo, erige libre y soberanamente su tiempo: el tiempo de los nuevos amaneceres que ha dejado definitivamente atrás a la oscurana de los opresores. Por supuesto, Néstor fue magno artífice de esta Argentina que volvió en sí, reencontrándose con su conciencia histórica, reencarnando su dignidad.
Néstor es, lo digo con Miguel Ángel Asturias, la lucha que no termina contra la impunidad: contra el olvido. Cuánta pasión y cuánta tenacidad puso en reivindicar a las víctimas del gorilato argentino, conociendo, como conocía, lo que fueron aquellos años de tinieblas. Hay que volver, una y otra vez, sobre sus palabras, porque tienen el acento de la verdad: “Queremos que haya justicia, queremos que realmente haya una recuperación fortísima de la memoria y que en esta Argentina se vuelvan a recordar, recuperar y tomar como ejemplo a aquellos que son capaces de dar todo por los valores que tienen y una generación en la Argentina que fue capaz de hacer eso, que ha dejado un ejemplo, que ha dejado un sendero, su vida, sus madres, que ha dejado sus abuelas y que ha dejado sus hijos”.
Cuánto alegra saber hoy que Néstor es memoria viva de los argentinos y argentinas.
Memoria viva, valga la reiteración, que trasciende al vago e inerte recuerdo, para hacerse combativa presencia en el corazón de cada una y cada uno de ustedes, compatriotas suyos y nuestros. Así lo demostraron el domingo 23 de octubre, acudiendo masivamente a las urnas electorales para reafirmar el proyecto de liberación nacional al que le diera alma y vida. Néstor no aspiró a otra gloria que a la de cumplir con el sagrado propósito de levantar de nuevo a la Patria austral, fundida y en el piso como la había encontrado al asumir la Presidencia. Cada nuevo día, Néstor vive en Cristina. Cada nuevo día, Néstor triunfa con Cristina. Y cuánta razón tiene el gran pensador argentino Ricardo Forster: “Un hilo de continuidad sólida atraviesa lo inaugurado por el flaco desgarbado y su compañera de vida e ideas”.
Desde el corazón de su Pueblo, una y otra vez, Néstor vuelve a ser del tamaño de su compromiso, y su compromiso es del tamaño de su amada Argentina. Néstor no saldrá jamás de ese infinito corazón que lo lleva consigo y lo arrulla, para que, desde allí, siga soñando y labrando la tierra de la justicia y de la igualdad.
Pero este gran paladín popular fue, al mismo tiempo, un genuino adalid de la unidad. Así lo definió cabalmente el mismo Ricardo Forster: “Alguien que reescribió, con otra escritura, el vínculo de la Argentina con sus hermanos latinoamericanos sabiendo, como lo supo desde un principio, que era el destino que nos venía esperando desde los albores de las gestas emancipadoras”. Desde la Presidencia de la República Argentina y desde la Secretaría General de la UMASUR, Néstor sirvió, con lucidez y con pasión, a la causa de la unidad suramericana y nuestroamericana. En ello fue un peronista convencido y, por eso mismo, consecuente.
Yo debo decir que Néstor comprendió, con su visión de águila, la necesidad histórica y política de establecer una alianza estratégica entre la Argentina y Venezuela. Tras 180 años de la entrevista de Guayaquil, los hijos de San Martín y los hijos de Bolívar volvimos a abrazarnos, reemprendiendo juntos la gran obra que quedó inconclusa: nuestra definitiva Independencia. El largo camino de Caracas a Buenos Aires quedaba felizmente abierto: por él seguimos con Néstor como vigía, señalando el rumbo.
Ya para finalizar estas líneas, permítanme, hermanas y hermanos argentinos que me leen, dirigirme a él: a Néstor. Compañero, amigo, hermano: la muerte no pudo matar a tanta vida hace un año en El Calafate; la muerte nunca podrá matarte porque tu nombre es Pueblo. Y el 23 de octubre de 2011 has vuelto a vencer, esto es, ha vuelto a vencer la fuerza del amor, la fuerza de la esperanza, la fuerza de la vida: la fuerza que eres en Cristina y que, desde ella, es la fuerza de la Argentina perpetua; la que cambió para siempre. En medio de un infinito mar de banderas albicelestes, por las calles y los campos de tu Patria amada y a la que amo, renaces cada día.

¡Honor y gloria a Néstor Kirchner!
¡Néstor vive, la lucha sigue!
¡En la luz de Néstor: Viva Cristina!
¡Viviremos y Venceremos!
¡Hasta la victoria siempre!