Con motivo de brindar información sobre la importancia que tendrá para el pueblo argentino y latinoamericano el ya cercano y emblemático 7 de diciembre, miles de militantes colocaron mesas en las esquinas de su barrio para hablar con los vecinos.
Que se entienda: ésa es la manera de comunicar que eligen hoy los jóvenes. Cara a cara, dialogando, informando. Militando.
Que lo sepan: ése es el único monopolio del que son parte, el monopolio de la sonrisa y la democracia.
Sin embargo, algunos atrevidos insisten con hablar en nombre de “la realidad” desde sus polvorientas pantallas y redacciones. Así, sucumben el minuto a minuto repletos de rabia y escondiendo las manos sucias de la complicidad. Y hasta se ponen de acuerdo para repetir y relativizar lo que ya es inminente. Se le acabó la fiesta a la impunidad.
La democracia les dió un changuí para adecuarse a lo que establece la ley, pero lo despreciaron y optaron por seguir dilatando la ilegalidad. Habrán pensado que “en una de esas” las cacerolas hacían retornar a los cómplices del poder y la desidia. Esos mismos que durante años silvaron bajito y miraron de reojo mientras grupos empresariales y políticos se dedicaban a cercenar la libertad de expresión. Esos mismos que hoy sólo encuentran cobijo bajo las bambalinas del grupo Clarín y, sin querer queriendo, forjaron un nuevo partido político; el de la oposición.
Pero afortunadamente esta democracia no se rinde ni se toma licencia. Porque ya sufrió demasiado, porque tiene memoria, porque los conoce bien. Porque sufrió en carne propia la desaparición de 30 mil compañeros y el manoseo del poder monopólico de la dictadura. Porque no está dispuesta a regalar las victorias obtenidas por su pueblo desde el año 2003.
Por eso están así, Sancho. Es señal que viene el 7D.
Saben que se le acabó el chiste a la impunidad. Saben que el 7 de diciembre asoma como el símbolo de la fiesta de la democracia. Será el día en el que finalmente caducará la medida cautelar presentada por el Grupo Clarín y entrará en plena vigencia el artículo 161 de la Ley de Medios.
Será el día del derecho a la libertad de expresión. Será el primero que termine de echar luz sobre el impoluto poder al que estaban acostumbrados algunos que, a costas de sangre y cualquier precio, vapulearon la voz de un pueblo entero.
Será el día del derecho a la libertad de expresión. Será el primero que termine de echar luz sobre el impoluto poder al que estaban acostumbrados algunos que, a costas de sangre y cualquier precio, vapulearon la voz de un pueblo entero.
Lo saben, por eso están así.
Vamos a reconocerlo. El 7 de diciembre no sucederá todo. Será apenas el preludio de un pueblo decididamente libre. Que no es poco.
Será el día en el que se empezarán a descubrir de a poco los verdaderos rostros de los consejeros funcionales a los poderes hegemónicos, de los amigos del grupo Clarín que colaboran con su voluntad desestabilizadora, de quienes bloquean la designación de jueces constitucionales en el Consejo de la Magistratura, de quienes difaman y agravian con tanto, tanto odio.
Por eso el monopolio liderado por Magnetto sacó a relucir toda su artillería para continuar comprando voluntades. Como la de Ricardo Recondo, quien de forma arbitraria intentó ubicar al frente del Juzgado Nº 1 al juez jubilado Raúl Tettamanti para que falle a favor de Clarín.
El 7 de diciembre se acerca y ellos tiemblan. De una vez por todas deberán hacer algo a lo que no están acostumbrados: adecuarse a la ley y ser respetuosos del sistema que impera en la Argentina, la democracia.
El pueblo argentino ya decidió mediante el voto popular su voluntad de continuar con la profundización del proyecto nacional, que de la mano de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner trabaja incansablemente para llegar al irrevocable objetivo. El de liberar la Patria y el de garantizar el derecho a vivir en una Argentina más justa, más libre y más soberana.
Texto: Lacampora.org
Fotos: La Cámpora Comuna 2
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