Pasaron 35 años desde que nuestras queridas Abuelas se unieron como grupo en busca de esos bebes que fueron secuestrados junto a sus padres o que nacieron durante el cautiverio de sus madres; 35 años en los que escucharon anécdotas, años de rondas en plena dictadura, años de citas clandestinas, años en los que se disfrazaban para acercarse a la casa de un posible nietito apropiado, años de guardias simulando que su auto se descomponía… años demostrando lo valiente y solas que estaban.
Empezaron difundiendo las fotos de los niños en las estaciones de trenes y colectivos, juntando dinero para sacar algunas solicitadas en los mismos diarios en los que se elogiaba el Proceso de Reorganización Nacional en marcha. Fue el Mundial de Fútbol de 1978 el momento oportuno para contar por intermedio de la prensa internacional lo que estaba sucediendo en nuestro país.
Fue así que las Abuelas fueron encontrando a sus primeros nietos, pero se fue dificultando poder demostrar el parentesco de estos niños. Fue entonces que un grupo de Abuelas viajó a Estados Unidos para entrevistarse con genetistas que pudieran dar una solución a este problema. Así nació el “análisis de abuelidad”, un salto en materia genética no sólo para las Abuelas sino para la ciencia mundial.
Las Abuelas de Plaza de Mayo jamás se imaginaron, desde aquel 22 de octubre de 1977, los logros que obtendrían por una causa que nacía del amor más profundo; sin embargo, su lucha dio lugar a tres artículos en la convención internacional de los derechos del niño, el art.8, el art.9 y el art.11, se creó el primer banco genético de datos de América Latina, se transformaron en referencia en el ámbito psicoanalítico en lo que concierne al derecho a la identidad, encontraron los huecos jurídicos que dejaron las leyes de impunidad para poder seguir condenando genocidas como Rafael Videla cuando todo parecía perdido, obtuvieron innumerables reconocimientos y premios en muchos lugares del mundo, siendo el premio UNESCO por la paz el más importante, recibido en el año 2011 junto a nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Pero, como ellas siempre dicen, su mayor premio son los 107 nietos y nietas que recuperaron su identidad, nietos que a través de la justicia o debido a presentaciones espontánea para evacuar sus dudas, pudieron conocer su verdadera historia personal y familiar.
Pero hubo un antes y un después en la vida de las Abuelas: fue el año 2003, cuando Néstor y Cristina se reconocieron como hijos de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo, cuando abrieron para ellas las puertas de la Casa Rosada, cuando impulsaron la nulidad de las leyes de obediencia de vida y punto final, cuando transformaron en políticas de Estado la búsqueda de los jóvenes apropiados: fue así que se pasó de contar con 75 nietos recuperados en el año 2003 a los 107 nietos recuperados hasta el día de hoy, es decir 38 nietos en sólo 9 años.
Sin embargo, una de sus logros más importantes tiene que ver con que hoy en día un joven que duda de su identidad siente el acompañamiento de gran parte de la sociedad al dar esos pasos difíciles pero valientes.
Las abuelas festejan sus 35 años, nosotros les decimos gracias por seguir enseñándonos que Unidas, Organizadas y sin perder nunca el objetivo, se hace Historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario